En la enseñanza de la lectura y la escritura, uno de los errores más comunes es introducir elementos llamativos que no guardan relación directa con los sonidos ni con las letras. Imágenes, colores, símbolos o incluso personajes pueden parecer motivadores, pero en muchos casos aumentan la carga cognitiva del alumno, haciendo que su memoria de trabajo procese información irrelevante en lugar de centrarse en lo esencial.
La carga cognitiva y la memoria de trabajo en el aprendizaje lector
La teoría de la carga cognitiva (Sweller, 1988) nos recuerda que la mente tiene una capacidad limitada para manejar información nueva. Cuando saturamos el material con estímulos no directamente vinculados a la tarea de lectura (como sonidos, dibujos o instrucciones innecesarias), el cerebro del niño debe repartir su atención entre elementos útiles e irrelevantes.
El resultado es claro: más esfuerzo, menor aprendizaje.
Como señala Albert Reverter en Enséñame a enseñar, cuando la memoria de trabajo “se distrae con otros inputs”, el esfuerzo del niño se dispersa y el aprendizaje pierde foco. En otras palabras, enseñar bien a leer no consiste en añadir más estímulos, sino en eliminar los que sobran, para permitir que el cerebro se concentre en lo que realmente importa: construir el puente entre lo que se ve y lo que se oye.
Puedes profundizar en esta idea en el artículo de Investigación Docente sobre memoria de trabajo y carga cognitiva y en el blog de Albert Reverter https://mcguffineducativo.es, (enlace 1, enlace 2, enlace 3 a partir de ahí "tirad del hilo y seguid investigando").
Lo que la evidencia nos dice: centrarse en lo esencial
Las investigaciones en enseñanza de la lectura son claras: los métodos más eficaces son aquellos que se basan en la instrucción explícita y sistemática de la correspondencia entre letras y sonidos, acompañada de práctica guiada, retroalimentación constante y lectura con propósito.
En este sentido, el debate entre enseñar fonema a fonema o sílabas completas ha sido abordado por Juan Cruz Ripoll ¿Enseñar a leer fonema a fonema o a leer sílabas completas?
Lo esencial es respetar el principio alfabético y asegurar la práctica continua y significativa. La automatización es una meta crucial: cuando los procesos de decodificación se vuelven automáticos, el lector libera recursos cognitivos que puede dedicar a la comprensión. Sin esta automatización, la lectura sigue siendo un proceso costoso y poco fluido.
Evitar la sobrecarga: lo que recomiendan los expertos
En Métodos y manuales de enseñanza para el aprendizaje de la lectura: cómo elegirlos, Stanislas Dehaene y su equipo del Consejo Científico de la Educación Nacional de Francia ofrecen pautas muy concretas sobre cómo diseñar materiales eficaces para enseñar a leer.
En referencia a la temática de esta publicación, entre sus recomendaciones destacan:
• No sobrecargar la página con instrucciones que el niño no sepa leer (por ejemplo, “leo palabras”, “leo frases”, cuando la tarea es evidente).
• No introducir grafías o dibujos inútiles (por ejemplo, “r → o → ro”; las flechas son aquí inútiles y constituyen un elemento de confusión. Es preferible manipular y combinar cartas o letras magnéticas).
Estas recomendaciones no solo son fruto del sentido común, sino de una profunda comprensión de cómo aprende el cerebro a leer.
Antropomorfización y otros riesgos visuales
Otro aspecto que aborda Dehaene es la antropomorfización de las letras, una práctica frecuente en muchos métodos de enseñanza temprana.
“Algunos métodos recurren a rostros o personajes para representar las letras. Cada letra se asocia a un personaje llamativo, cuya forma del cuerpo o del rostro evoca la letra correspondiente…”
Esta estrategia puede parecer divertida, pero no siempre es beneficiosa. Los estudios muestran que, aunque asociar una letra con un dibujo sencillo y representativo (por ejemplo, una S con forma de serpiente) puede facilitar la memorización, un exceso de elementos pictográficos o de “humanización” de las letras puede distraer la atención de los niños de las propiedades relevantes del objeto de aprendizaje.
A nivel cerebral, las áreas implicadas en el reconocimiento de rostros y de letras compiten entre sí durante el desarrollo lector, lo que puede dificultar la consolidación de la lectura si el material enfatiza lo visualmente llamativo sobre lo funcional.
Sobre esta cuestión de la antropomorfización ya hablamos con más detalle en otra entrada del blog, pero conviene recordarlo: todo lo que distrae del objetivo lector, resta.

